lunes, 6 de abril de 2015

Adiós al tabaco

        El lunes pasado tomé la decisión, la buena, la definitiva, la que serviría para toda la vida. Sin dudar, convencido de que podía terminar con mi esclavitud, me embarqué rumbo a Pamplona con otros dos colegas tan rabiosos como yo por abandonar el tabaco. Lo teníamos claro, los tres. Íbamos a probar con hipnosis. Otros métodos no nos habían funcionado, así que, previo pago de 195 euros, lo dejaríamos de una puta vez.
        Terminada la sesión, después de fumar conscientemente el último cigarrillo, salimos con la idea  que esta vez sí, que ésta era de verdad de la buena, contentos de militar ya en las filas de los ex fumadores y, de tan contentos que estábamos, poco nos faltó para fumarnos un cigarro a nuestra futura salud.
         Ese lunes acabó bien; el martes, un poco peor pero bien; el miércoles, la ansiedad empezaba a ganar terreno; el jueves, la cara del estanquero y la imagen del paquete se mezclaban y jugaban seductoras; el viernes, las órdenes hipnóticas comenzaban a batirse en retirada.
        Mis dos compañeros de viaje me llamaron por teléfono para comunicarme que habían vuelto y, de paso, preguntarme qué tal lo llevaba, para alegrarse de que yo también había caído. Pero no. Ahí seguía, luchando, sin comprar y sin pedir, dando paseos sin consuelo.
        Cada noche me dejaba bien a la vista cinco euros en un cenicero para reforzarme la voluntad. Me dotaba de argumentos como que tenía un cáncer terminal al que sólo vencería si dejaba de fumar. Me acordaba de mi hígado recién trasplantado. Apelaba a mi avaricia recordando el pago de los euros de la hipnosis. Llamaba a mi orgullo para que mis amigos no me llamaran tonto…
        El caso era que cada vez tenía más ganas de fumar. Pero, una semana después, aún no sé cómo, todavía aguantaba. A las dos semanas, me mantengo. El estanquero me mira de reojo cuando me ve pasar delante de la puerta. El caudal del cenicero aumenta. ¿Hasta cuándo?


                              Juan Manuel Campo Vidondo






No hay comentarios:

Publicar un comentario