jueves, 1 de diciembre de 2016

Agua

        Cada dos por tres aparece en los medios de comunicación enjundiosos artículos a favor y en contra del Canal de Navarra.
        Por un lado, se defiende que el agua es vida, que es riqueza biológica y económica, que el binomio Itoiz-Canal da solución a las necesidades de agua de Navarra, de manera especial a la Ribera, que favorece el equilibrio territorial, propicia el impulso industrial y garantiza la producción agrícola, que es, en definitiva, un bien estratégico.
        Por otro lado, se argumenta que se ha hecho de forma ilegal e injusta, sin información ni participación pública, manipulando las leyes, sin planificación democrática ni estudios de viabilidad económica, medioambiental y social, despilfarrando dinero público para beneficio privado. Se ha dicho que es la mayor barbaridad cometida en nuestro territorio contra el medio ambiente y las personas, que es una falta de decencia decir que sin el agua la Ribera sufrirá una catástrofe.
        Por los pagos por donde me muevo, que son Peralta y sus alrededores, lo que oigo es que las lavadoras, lavavajillas, calentadores, y todo lo que utilice agua de red, tienen cal hasta en los intestinos, igual que las personas humanas. Oigo que nos cuesta una pasta gansa cambiarlos de tanto en tanto, porque se obturan y no funcionan. Lo mismo le pasa a las cisternas del retrete y se dice que, a este paso, no vamos a poder desaguar ni la mierda de nuestros fatigados sistemas digestivos. También se oye que se va a pedir al Centro de Salud que haga una estadística de las enfermedades gastrointestinales y las compare con otras zonas de esta desvertebrada Navarra.
        A mí se me ocurre que, si viene el agua a peso, no nos hará falta impulsarla con electricidad y podremos ahorrar algo, que tal y como van los tiempos no es para tomárselo a risa. Eso si al ministro o consejero correspondiente no se le ocurre ponerle algún impuesto especial, como el que el ministro Soria le colocó al Sol. Todo se andará.



                              Juan Manuel Campo Vidondo





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