miércoles, 8 de julio de 2015

Sobre la indiferencia

        Es posible que nunca el capitalismo se haya sentido tan amenazado e inseguro, que la crisis financiera, la corrupción y las tropelías urdidas para desarticular el Estado del Bienestar lo hayan desnudado.
        Sin embargo, los enfrentamientos para impedir los recortes salariales, los despidos masivos, las reconversiones industriales, las privatizaciones, la flexibilidad laboral, la desregulación y los empleos basura han acabado en derrota. No cabe duda de que la política ha ido perdiendo centralidad y se está convirtiendo en un apéndice del mercado.
        La crisis ha mostrado las esencias neoliberales, profundizando las desigualdades sociales y consolidando una oligarquía que cada vez concentra en menos manos el poder político y económico, que ve a la democracia como un obstáculo.
         Ahora bien, no toda la culpa es de los jefes, de los ricos, de los bancos, de los políticos y de quienes les votan. La desmovilización ciudadana ahí está, creando conformismo y aumentando el descrédito de la democracia representativa como orden político. Si no hace valer su parecer respecto a las imposiciones y no se une a otros para defender sus puntos de vista, la vida del ciudadano puede convertirse en una permanente frustración de sus aspiraciones personales.
        Luchar por la libertad y la igualdad en el interior de un sistema opresivo fundado en la explotación desde siempre ha marcado las luchas sociales. En este sentido, debe lucharse por  construir una democracia entendida como práctica plural de control y ejercicio del poder. En lugar de patentizar por activa y por pasiva que la política hay que dejarla para quienes viven de ella, hay que encarnar la idea de que la política es para quienes viven en ella y convencerse de que cuando los de abajo se mueven, los de arriba se tambalean.
        Hay que enfrentarse a la indiferencia, ese peso muerto de la historia, bola de plomo, materia inerte, pantano de lodo, que opera pasivamente, pero opera. Los ciudadanos debemos rescatarnos del mercado, impulsar la política, romper la indiferencia y obligarnos a tomar partido. Nosotros y nuestro futuro se juegan ahora, en directo, en abierto.                                 


                       Juan Manuel Campo Vidondo






No hay comentarios:

Publicar un comentario