Es posible que se les hayan
terminado los ingredientes para seguir cocinando aquel plato de asco con el que
nos deleitaba Sánchez-Ostiz. Puede que algunos no fueran de su agrado, por
demasiado picantes, ácidos, amargos, salados o cualquier otro sabor. Por si
quieren probar otra vez, aquí les dejo unos cuantos. Ya saben que no es
necesario utilizar todos, porque la ingesta, y no digamos la digestión, pueden
convertirse en una mezcla explosiva. El orden tampoco importa: no pasa de ser
un mero indicativo.
1.- A
la calle, que ya es hora de pasearnos a cuerpo… Vuelven las canciones y los
versos de nuestros veinte años porque son los herederos del franquismo quienes
detentan el poder y nos someten. Con ellos regresa un tiempo ominoso de abusos,
de abuso, de represión.
2.- El capitalismo,
representado por la clase que gobierna, no está en peligro; la democracia, sí.
3.- Estamos aquí para
pagar por todo.
4.- El próximo objetivo
es quebrar los movimientos de solidaridad elemental del ciudadano que asiste a
cómo otro ciudadano es abusado, maltratado y tratado como una mierda.
5.- Insultar a unos
ciudadanos elogiando a otros es un rasgo de la marca España, un estilo.
6.- Dicen que hemos
vivido por encima de nuestras posibilidades. Es un insulto renovado; el ¡que se
jodan! Es su divisa.
7.- El miedo, su raíz,
estriba en que por mucho que intentes imaginar cuál va a ser el próximo
empujón, no lo consigues. La capacidad de sorprenderte de quienes detentan el
poder supera en mucho a la tuya.
8.- La derecha reclama
para sí un margen de libertad de expresión que no concederá jamás a sus
adversarios políticos, a sus enemigos. La cohesión de nuestra convivencia es
por la fuerza y el miedo.
9.- La desigualdad se
lleva por delante la convivencia.
10.- País seguro el
nuestro donde el olvido es un deporte nacional. Somos expertos en pasar páginas
y en mirar para otra parte.
Con estos ingredientes repescados de la
cocina tradicional y de la moderna, estamos otra vez en condiciones de darle
nuevos sabores al plato básico. Podemos darle las vueltas que nos apetezca,
cocinarlo a fuego lento o a toda potencia, consumir en frío o bien calentito,
al horno o frito, solos o en compañía. Es decir, a nuestro gusto, forma, manera
y condición, que para eso somos quienes somos, y a mucha honra.
Cuando ya nos dispongamos a degustarlo,
es más que conveniente apartar de nuestras cabezas ideas tales como que ellos mandan porque tú obedeces y, ni
por asomo, dejar que aflore aquello de que cuando
tengan la ligera sospecha de que no nos pueden controlar, meterán bala y
tirarán a matar.
¡Que aproveche! ¡Que nos
aproveche!
Juan Manuel Campo
Vidondo
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