domingo, 21 de diciembre de 2014

Más ingredientes para cocinar el asco

        Es posible que se les hayan terminado los ingredientes para seguir cocinando aquel plato de asco con el que nos deleitaba Sánchez-Ostiz. Puede que algunos no fueran de su agrado, por demasiado picantes, ácidos, amargos, salados o cualquier otro sabor. Por si quieren probar otra vez, aquí les dejo unos cuantos. Ya saben que no es necesario utilizar todos, porque la ingesta, y no digamos la digestión, pueden convertirse en una mezcla explosiva. El orden tampoco importa: no pasa de ser un mero indicativo.
        1.- A la calle, que ya es hora de pasearnos a cuerpo… Vuelven las canciones y los versos de nuestros veinte años porque son los herederos del franquismo quienes detentan el poder y nos someten. Con ellos regresa un tiempo ominoso de abusos, de abuso, de represión.
        2.- El capitalismo, representado por la clase que gobierna, no está en peligro; la democracia, sí.
        3.- Estamos aquí para pagar por todo.
        4.- El próximo objetivo es quebrar los movimientos de solidaridad elemental del ciudadano que asiste a cómo otro ciudadano es abusado, maltratado y tratado como una mierda.
        5.- Insultar a unos ciudadanos elogiando a otros es un rasgo de la marca España, un estilo.
        6.- Dicen que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Es un insulto renovado; el ¡que se jodan! Es su divisa.
        7.- El miedo, su raíz, estriba en que por mucho que intentes imaginar cuál va a ser el próximo empujón, no lo consigues. La capacidad de sorprenderte de quienes detentan el poder supera en mucho a la tuya.
        8.- La derecha reclama para sí un margen de libertad de expresión que no concederá jamás a sus adversarios políticos, a sus enemigos. La cohesión de nuestra convivencia es por la fuerza y el miedo.
        9.- La desigualdad se lleva por delante la convivencia.
        10.- País seguro el nuestro donde el olvido es un deporte nacional. Somos expertos en pasar páginas y en mirar para otra parte.
        Con estos ingredientes repescados de la cocina tradicional y de la moderna, estamos otra vez en condiciones de darle nuevos sabores al plato básico. Podemos darle las vueltas que nos apetezca, cocinarlo a fuego lento o a toda potencia, consumir en frío o bien calentito, al horno o frito, solos o en compañía. Es decir, a nuestro gusto, forma, manera y condición, que para eso somos quienes somos, y a mucha honra.
        Cuando ya nos dispongamos a degustarlo, es más que conveniente apartar de nuestras cabezas ideas tales como que ellos mandan porque tú obedeces y, ni por asomo, dejar que aflore aquello de que cuando tengan la ligera sospecha de que no nos pueden controlar, meterán bala y tirarán a matar.
        ¡Que aproveche! ¡Que nos aproveche!



                        Juan Manuel Campo Vidondo







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