viernes, 4 de diciembre de 2015

¡Que me lo expliquen!

       Que no lo entiendo, que me lo expliquen, que yo ya me esfuerzo y es que no, que no alcanzo, que no llego, que a este paso se me va a reforzar el síndrome de tonto, de mucho tonto, que en mi pueblo es más que muy.
        Que me digan bien clarito, si puede ser, por qué no va Rajoy al debate dichoso ese si los otros tres van. Digo yo que los jefes están para los momentos difíciles, para cuando hay que dar la cara en nombre y representación, para las duras y las maduras, que para eso son jefes y, si no, serían otra cosa. Aún me lo explico menos en un partido de derechas, tan acostumbrados como nos tienen a Jefe, Guía, Conductor o Caudillo.
        Pero no. El Jefe va y manda a la Soraya. Que conste que no tengo nada en contra de ella, y hasta me cae simpática después del bailoteo que se pegó ante las cámaras, tan improvisado y tan bien que le salió, pero no es lo mismo, no es la Jefa. ¿O sí?
        Porque, a ver, ¿qué tiene que hacer Rajoy, el Gran Jefe, que sea más importante que acudir a dónde se consiguen votos para ganar? ¿Meditar en la Gran Cascada al estilo de los kiowas? Yo, por mucho que lo pienso, no se me ocurre nada. Y no me parece de recibo eso que han dicho de problemas de agenda o de que son un equipo, o sea, que vale cualquiera según el momento. De eso nada, el Jefe es el Jefe y no hay más que hablar. Casi me hubiera creído más si nos hubieran dicho que le había tocado empadronar pingüinos en el Mediterráneo, a propósito de la cumbre esa del cambio climático.
        Dada mi perplejidad, agradecería una explicación como para que yo la entienda, es decir, a nivel de pueblo, de mayoría silenciosa, de andar por casa. Mi equilibrio mental y mi salud democrática están en juego. En tanto espero la respuesta, que sé que llegará, me quedo con lo de
        Cobarde, gallina,
        Capitán de las sardinas.





                                Juan Manuel Campo Vidondo

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