viernes, 26 de febrero de 2016

La felicidad

        Hablaba uno de estos días con un compañero de barra y otras aficiones sobre los libros y películas que habían conformado nuestra juventud y supuesta madurez. De tanto en tanto, coloreábamos el ambiente con canciones por lo bajo que a cada uno nos traían recuerdos parecidos y distintos.
        Un buen rato después, tras unas cuantas inspiraciones profundas que se metían en recovecos olvidados, entroncamos con el presente para evitar males mayores.
         Mi colega de memorias me dijo que Arantxa Iturbe dejó escrito en un cuento que a María el primer hombre le destrozó el corazón; el segundo, los dientes; y el tercero, el coche nuevo. A José, la primera mujer le robó el corazón; y la segunda, todo el dinero de la cuenta corriente.
        Así que María pensó que vivir con un hombre que no te va a romper nada es estar cerca de la felicidad. José pensó que encontrar una mujer que no te va a robar nada es suficiente para ser feliz.
        Concluimos, pues, que cada uno es hijo de su historia y ni los hijos ni las historias pueden intercambiarse, aunque se parezcan mucho. Que quien más quien menos se ha sentido exhausto, débil y vulnerable. Que ha sufrido humillaciones que le han conducido a la mediocridad, a perder la fe, a sentirse estancado, angustiado y solo.
        Por mi parte, me encuentro entre los que han querido dormir y que los abracen, que los perdonen y que les devuelvan la confianza. Me siento entre los que han deseado y siguen queriendo que les cuenten un cuento. Es bastante para ser feliz.


                              Juan Manuel Campo Vidondo








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