sábado, 4 de octubre de 2014

¿Qué le harías, Montoro? ¿Qué le harías?

      

        ¿Les suena el nombre, verdad? Sí, hombre, el mismo, el ministro de Hacienda, el de los impuestos, el del IRPF y del IVA.
        Es ése que mira con cara de sabihondo y sonríe con suficiencia, como perdonando a quien le pregunta, como diciéndole que no se preocupe, que es joven o inexperto, que ya aprenderá, que no termina de aclararse, pero que él, con gusto, lo saca de su error.
        Es el que, tras esas gafas perspicaces, muestra una cara entre hurón y ardilla, de poca cosa, pero que ya, ya, negando que haya habido una amnistía fiscal, que lo que ha habido ha sido una regularización y, a continuación, añade que va a bajar los impuestos, por mucho que le contesten y le digan que los deja parecidos a como estaban.
        El que, cuando oye hablar de reforma fiscal progresiva, abre la boca de par en par y afirma que ya la hacen, y que, si no hubiera sido por la herencia recibida, le estaríamos haciendo un monumento, que en este celtibérico país somos unos desagradecidos y que no hay más que consultar los datos macroeconómicos para caer en cuenta que sus desvelos van dando frutos.
        Por si aún no han caído, es el mismo que ve impotente cómo la deuda pública crece y nos ahoga y va a dejarla como herencia, pero no lo dice porque ya lo sabemos todos. En el fondo, un buenazo que no tiene la culpa de nada, como cuando insinuaba desde la oposición que la crisis la arreglaba él a la pata coja. Ya lo han dejado ya…
        El mismo que un ciudadano se lo llevó hasta su lápida funeraria en noviembre del 2013, recordándolo in memorian: MONTORO. CABRON. AHORA VEN Y COBRA.
        Que se sepa, en la historia de este país no hay precedente de tal fijeza, digna de haberle dedicado la mitad de esta otra: QUERERTE FUE FACIL. OLVIDARTE IMPOSIBLE. Un corte de mangas en la puerta de la última morada la verdad es que se las trae. Más aún si se tiene en cuenta que el finado era simpatizante del mismo partido que el ministro, populares ambos.
        A lo que parece, el difunto sufrió el desencanto de los recortes y la subida del IVA cultural hasta el 21% que le perjudicaron directamente, ya que era promotor de conciertos y representante de grupos. Llego a montar una orquesta familiar recorriendo los pueblos de Castilla de verbena en verbena… El caso es que fue acumulando deudas con la Seguridad Social y la Diputación, hasta que se declaró insolvente en 2009 y una enfermedad lo fue minando.
        Espero que descanse en paz. No obstante, ya empieza a ser un tópico que Polvo somos y con Hacienda nos las veremos, por lo menos algunos, los de siempre, los de la nómina, los que no entendemos de ingenierías financieras ni tributarias.
        ¿De verdad crees, Montoro, que merecía la pena pasar a la posteridad llevándose al paisanaje con los pies por delante?


                                  Juan Manuel Campo Vidondo


No hay comentarios:

Publicar un comentario