¿Les suena el nombre, verdad? Sí, hombre, el mismo, el
ministro de Hacienda, el de los impuestos, el del IRPF y del IVA.
Es ése que
mira con cara de sabihondo y sonríe con suficiencia, como perdonando a quien le
pregunta, como diciéndole que no se preocupe, que es joven o inexperto, que ya
aprenderá, que no termina de aclararse, pero que él, con gusto, lo saca de su
error.
Es el que,
tras esas gafas perspicaces, muestra una cara entre hurón y ardilla, de poca
cosa, pero que ya, ya, negando que haya habido una amnistía fiscal, que lo que
ha habido ha sido una regularización y, a continuación, añade que va a bajar
los impuestos, por mucho que le contesten y le digan que los deja parecidos a
como estaban.
El que,
cuando oye hablar de reforma fiscal progresiva, abre la boca de par en par y
afirma que ya la hacen, y que, si no hubiera sido por la herencia recibida, le
estaríamos haciendo un monumento, que en este celtibérico país somos unos
desagradecidos y que no hay más que consultar los datos macroeconómicos para
caer en cuenta que sus desvelos van dando frutos.
Por si aún
no han caído, es el mismo que ve impotente cómo la deuda pública crece y nos
ahoga y va a dejarla como herencia, pero no lo dice porque ya lo sabemos todos.
En el fondo, un buenazo que no tiene la culpa de nada, como cuando insinuaba
desde la oposición que la crisis la arreglaba él a la pata coja. Ya lo han
dejado ya…
El mismo que un ciudadano se lo llevó
hasta su lápida funeraria en noviembre del 2013, recordándolo in memorian: MONTORO. CABRON. AHORA VEN
Y COBRA.
Que se sepa,
en la historia de este país no hay precedente de tal fijeza, digna de haberle
dedicado la mitad de esta otra: QUERERTE FUE FACIL. OLVIDARTE IMPOSIBLE. Un
corte de mangas en la puerta de la última morada la verdad es que se las trae.
Más aún si se tiene en cuenta que el finado era simpatizante del mismo partido
que el ministro, populares ambos.
A lo que
parece, el difunto sufrió el desencanto de los recortes y la subida del IVA
cultural hasta el 21% que le perjudicaron directamente, ya que era promotor de
conciertos y representante de grupos. Llego a montar una orquesta familiar
recorriendo los pueblos de Castilla de verbena en verbena… El caso es que fue
acumulando deudas con la Seguridad Social y la Diputación, hasta que se declaró
insolvente en 2009 y una enfermedad lo fue minando.
Espero que
descanse en paz. No obstante, ya empieza a ser un tópico que Polvo somos y con Hacienda nos las veremos,
por lo menos algunos, los de siempre, los de la nómina, los que no entendemos
de ingenierías financieras ni tributarias.
¿De verdad
crees, Montoro, que merecía la pena pasar a la posteridad llevándose al
paisanaje con los pies por delante?
Juan Manuel
Campo Vidondo
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